Sin querer dar la vuelta hacia la estrella en la que se
guardan los sueños, camino siempre en círculos sobre el mismo punto de mi
camino, no sé si marchar hacia adelante o si volver a luchar por lo que quiero
en el pasado.
Aprender a avanzar sin dejar de mirar atrás es la tarea más
difícil en esta vida. Cuesta tanto lograr tan poco que luego cuando pasa no
quieres desprenderte de lo vivido.
Si vienes y me pides poner final a esta historia que aún
estaba decidiendo si empezar, que no te olvide pero que hasta aquí llegó, que
ahora no puede ser, que no es el momento, que necesitaría más de lo que darías,
que supuso más para mí de lo que debía y que haga un esfuerzo en entenderte…
entonces decides todo lo que pasó, lo que pasa y lo que debe pasar, no me ha
dado tiempo a pararme y pensar que es lo que realmente podría pasar, y qué quería que pasase, directamente me encuentro con un “lo que pasará”.
Teniendo ese “pasará” en mis manos, llega el momento de
pararme y pensar, valorar y opinar, darme cuenta de que aquí ha ocurrido algo
extraño. En los últimos años he aprendido a dejarme llevar y a luchar por
disfrutar del momento, de no quedarme quieto y darle vida a mis relaciones para
que no mueran solas, y ahora me frenas, me dices que no puedo luchar, que aquí
no puede haber nada ahora.
Hablas sin parar para autoconvencerte de que es lo correcto,
creo que el pasado te agarra para no andar este camino, creo que el miedo no te
deja ver que existe un aquí y ahora por vivir, que no te permite descubrir
estos momentos de risas, lágrimas, sonrisas, caricias y sueños. Quizás pienses
que no ha pasado lo suficiente pero ya añoro lo que podría estar pasando… echo
de más esas noches vacías de compañía, echo de menos verte dormida.
Las relaciones son un salto al vacío, un acto de fe, de ahí
viene la expresión lanzarse. Mi consejo es: Déjate llevar.
Alberto Ortiz
17/12/12
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